sábado, 1 de noviembre de 2014

#Escena 27 Toma 01: Drácula, La leyenda Jamás Contada

Uno de los monstruos más legendarios de la literatura vuelve de nuevo tomar las pantallas de cine, pero ya no es el romanticismo adolescente que últimamente se ha estado vendiendo sino la realidad ficticia de un hombre que sirvió de inspiración a Bram Stocker, y que nos enseñó la sangrienta leyenda de Drácula.
En esta ocasión volvemos a cuando aquel hombre era entonces Vlad Tepes o comúnmente llamado Vlad el Empalador, que decidió abandonar la tarea de soldado sangriento y volver a empezar de nuevo, esta vez en Transilvania. Pero las cosas no son tan fáciles y el retorno de su pasado 
personificado en los turcos amenaza con destruir a su familia y a su pueblo, y la única solución es sacrificarse. El problema es que el sacrificio es un vínculo de sangre inmortal.
Muchos rostros han puesto cara a Vlad Tepes/Drácula pero en su mayoría han sido de edad avanzada y si se quiere contar el origen hace falta una presencia más joven. Y así es cómo llega el galés Luke Evans a abrazar esta tarea. Evans no tenía una tarea fácil pero ha logrado poner las dos caras de una misma moneda, la de padre y marido fiel entregado a su familia y a su pueblo; y la de vampiro cruel y despiadado. Su interpretación puede que se asemeje a lo que últimamente vemos en los superhéroes, un pasado atormentado que depara un futuro no menos peligroso de los horrores que ya experimentó. Sarah Gadon nos presenta a Mirena, fiel esposa de Vlad quien nos da entender por qué el amor puede ser la fuerza más poderosa en el corazón de cualquier guerrero. Pero para mí una de las mejores (y eso que ya le hemos visto mucho esplendor) es la de Charles Dance, más conocido como Tywin Lannister, que en este caso es el maestro de las sombras y quien concede a Vlad el poder que necesita.
Una película muy lograda en muchos aspectos, efectos visuales sobre todo, pero también en escenografía, decorados y vestuario porque la armadura de Vlad es una auténtica maravilla. Con este tipo de género hay que ser muy cuidadoso ya que la sombra de Coppola y su Drácula es alargada, pero lo que me ha gustado es que es muy justa en todos los aspectos, es decir, no se ha pasado de acción, ni de ternura, ni drama; ha sabido poner los toques precisos en todo.No sólo eso, los vampiros vuelven a ser originales, a saber, el sol quema, la plata ciega, las criaturas de la noche están a su merced y los colmillos son inquebrantables. Fallos en el guión y algunas escena que no debieron haberse planteado pero muy recomendable para olvidar a vampiros que brillan y comen ciervos.
Destacable el final abierto que dejan para continuar la historia, porque hemos visto el origen pero ¿cómo enfocaran el desenlace?