lunes, 22 de diciembre de 2014

#Escena 29 Toma 01: El Hobbit. La Batalla de los Cinco Ejércitos

Peter Jackson ha concluido su proyecto. Desde 1999 se ha aventurado en un viaje hacia la Tierra Media y nos ha hecho partícipes de la extraordinaria visión que tuvo Tolkien. La última entrega nos ofrece un broche más que suficiente para este extenso y excitante viaje que nos ha emocionado.
La tercera entrega de El Hobbit nos ofrece el desenlace de todos los aspectos incompletos de las anteriores. Thorin y sus guerreros enanos junto con Bilbo han recuperado Erebor, pero las consecuencias son más destructoras de lo que esperan. Smaug descarga toda su ira sobre la Ciudad del Lago algo que ya no preocupa a Thorin, obsesionado con su reino y faltando a su honor y palabra, hace temblar su amistad con Bilbo y el honor con aquellos que confiaban en él. Pero los peligros nunca vienen solos y aquel oscuro enemigo que creyeron destruido, Sauron, encamina hacia la Montaña Solitaria legiones de Orcos para su destrucción, y será entonces cuando Enanos, Elfos y Hombres deberán unirse o sucumbir al terror. La Batalla de los Cinco Ejércitos será el épico final donde el futuro de la Tierra Media estará en juego.
Martin Freeman como Bilbo Bolsón, Richard Armitage como Thorin y Ian McKellen como Gandalf son la perfecta compañía con la que acabar este viaje. Freeman vuelve a ofrecernos esa amistad y a la vez despertar de valentía que a todos nos gusta, y como actor no hace falta que pronuncie palabra, muchas veces sus expresiones son todo lo que necesita el espectador. Esta vez Armitage nos muestra a un Thorin sumido en una profunda obsesión, pero que no hay rendición ninguna en la raza que personifica. Y qué decir de Gandalf, ¿cómo un personaje nos ha podido dar y hacer sentir tanto con algo tan simple como la confianza en uno mismo? Lo hizo con Frodo y lo vuelve a hacer con Bilbo (o al revés). No olvidar a todos los personajes que completan el reparto que aquí, por muy pequeño que sea, cada uno cumple con su función.
Jackson sigue con su fidelidad de querer tocar la fibra al espectador por encima de las grandes batallas y los efectos especiales (por cierto, increíbles), pero la historia de amor fue perfecta con Aragorn y Arwen, algo a lo que lamentablemente no llegan ni Tauriel ni Kili. Si lo compensa el profundo sentimiento de cariño de Galadriel a Gandalf o la gran amistad de Bilbo y Thorin. Grandísimo toque a las alusiones para enlazar con El Señor de los Anillos, y por supuesto a la canción final "The Last Goodbye" cantada por Billy Boyd (Pippin).
Puede que no sea un final que sorprenda o que El Hobbit no haya sabido superar a la sombra de su antecesora, pero para una servidora ha sido un enorme placer sentir y vivir la Tierra Media por última vez.