Robots contra monstruos, los dos en proporciones increíbles, destrozando ciudades de grandes rascacielos en unas batallas apasionantemente épicas. Este es el nuevo mundo que nos presenta Guillermo del Toro tras cinco años de espera, que para algunos ha sido eterna.
Unas criaturas monstruosas llamadas Kaiju comienzan a adueñarse del mundo conocido, y la humanidad no piensa quedarse parada; para ello han conseguido crear un arma de contraataque, los Jaegers, impresionantes robots que están manejados por dos pilotos cuyas mentes están unidas mediante un puente neural, convirtiéndose en una sola. Pero las defensas se agotan y tendrán que recurrir como última esperanza a Raleigh, un ex piloto y a Mako, una aprendiz, para que ellos combatan de una vez por todas a los gigantes que asolan el mundo civilizado.
Del Toro vuelve a hacer acto de presencia, y lo ha hecho por la puerta grande. Ha vuelto a combinar el adulto que tiene en el poder la herramientas con el niño que tiene toda la imaginación posible a su disposición. Atrae de manera poderosa la fusión mental que tienen los pilotos al manejar esas espectaculares visiones mecánicas, es totalmente extravagante en cuestión de efectos especiales y tiene a su favor que no se entretiene en ñoñerías baratas y sin sentido. También es un buen punto el reparto, puede que no muy conocido a nivel general, pero que es muy atractivo para este tipo de película. Charlie Hunnam ("Hijos de la Anarquía" y próximo Christian Grey) aporta fuerza, Rinko Kikuchi ("Babel") aporta la agilidad, Idris Elba ("Luther")aporta la mentalidad y Ron Perlman ("Hellboy") aporta el toque canalla; creando una mezcla muy potente. Muy valorada la banda sonora, creación de Ramin Djawadi ("Juego de Tronos") que da mucho poder tanto a las batallas como a los momentos críticos. Escena espectacular la del flashback infantil del personaje de Rinko y no sorprenderse del cameo del amiguete Santiago Segura.

miércoles, 11 de septiembre de 2013
lunes, 9 de septiembre de 2013
Escena 18 Toma 01: Guerra Mundial Z
El planeta Tierra vuelve a ser apocalíptico, pero en este caso no ha sido ni culpa del calentamiento global ni del superpoblamiento sino algo en lo que nunca creeríamos si ocurriera: zombies. Y esta vez no son lentos y están atontados, tienen más hambre que nunca y no quieren dejar títere con cabeza.
Una invasión repentina de muertos vivientes comienza a azotar todas las poblaciones del mundo y no hay salvación posible. Gerry Lane, un investigador de la ONU retirado tiene que volver de nuevo a la acción y descubrir como frenar el fin del ser humano tal y como se conoce. Sin descanso y quedándose sin tiempo decide emprender un viaje por todos los rincones de los países que le proporcionan pistas para poder salvar a la humanidad de esta extraña epidemia, pero por encima de todo, a su familia.
Marc Forster encomienda la misión de salvamiento a Brad Pitt, que ya solo con el nombre no hace falta dudar de la credibilidad que tiene el protagonista. En este caso al ser el héroe que intenta salvar a la humanidad, sabemos que no hay manera posible que el acabe transformado, ya que la experiencia que muestra el personaje lo dota no solo de habilidad para esquivar mordiscos sino también de inteligencia para resolver la situación. El error que me cuestan entender en algunas escenas es que la preocupación por la familia (que se da por sentado que están a salvo) es superior a la situación que vive, por muy desesperada y cercana a la muerte que esté. Por otro lado las escenas vistas desde una increíble vista de los zombies son nada menos que espectaculares a la vez que rocambolescas, inquietantes en planos cortos aunque tímidas en términos gore,el guión no es pesado y te hace bastante llevadero el fin de la sociedad civilizada.
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